Noté que mi hija respiraba con mucha dificultad y tenía síntomas de somnolencia, cuando la llevé al hospital, tuvimos que internarla.
A Sofía le diagnosticaron septicemia y reflujo gastroesofágico. Todo esto la hizo pasar por un tratamiento y una larga estadía en el hospital. Pasó un mes en la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos).
Yo estaba muy alejada de la Presencia de Dios, al ver a mi hija en esa situación, mi reacción inicial fue de desesperación, pero pronto actué con fe. Su sanidad ocurrió después de que los pastores fueron a la UCI, oraron por ella, después de ese día ella salió de ahí.
Después del alta médica regresamos a casa, pero Sofía padecía aún de la enfermedad; los médicos dijeron que necesitaba una cirugía, que debía tomar medicación de uso continuo y que nunca sería una niña normal.
Regresé a la Iglesia, ya que comprendí que necesitaba estar cerca de Dios y perseverar frente a las luchas constantes. Tiempo después, recibimos el informe completo donde decía que Sofía estaba completamente curada, lo imposible se volvió posible.
Los médicos no entendían lo que pasó, su recuperación no tuvo explicación, pero fue una acción de Dios.
•• Sra. Jenifer junto a su hija Sofía