Todo comenzó cuando por causa de un problema de salud, fui al médico y recibí un diagnóstico devastador. Tenía un virus en la sangre y aparte otra enfermedad llamada Recklinghausen o neurofibromatosis, la cual estaba afectando mi sistema nervioso, en definitiva, sólo me quedaban 6 meses de vida. Sentí que mi mundo se derrumbaba y había perdido toda la esperanza.
Así conocí la Iglesia Universal, decidí asistir y perseverar pues era la última puerta que me quedaba. Conforme participaba me iba sintiendo mejor, por medio de la perseverancia y el no desanimar, el milagro sucedió, lo que era imposible para los hombres fue POSIBLE PARA DIOS, estoy completamente sanada, ha sido comprobado médicamente.
••• Sra. Connie Martínez.