Vivía en la calle, no tenía para comer, mi esposa me abandonó porque no tenía cómo sustentarla y se llevó a mi hija de 4 años; todo esto inició cuando fui despedido de mi trabajo, junto a mi esposa decidimos abrir un restaurante, pero quebramos; sin empleo, dinero, familia y sin tener donde vivir fui a dormir en una estación de tren.
Los hijos que tuve en mi primer matrimonio trataron de ayudarme, pero yo no quise, ya que si yo solo había caído en eso, yo solo tendría que salir de ahí; cansado de esa situación decidí comprar veneno para ratas y pensaba tomármelo. Pero al día siguiente por una invitación llegué a la Iglesia Universal, participé de la reunión de los Casos Imposibles, aprendí a usar mi fe y lo que parecía imposible sucedió, mi vida empezó a cambiar, se me abrieron puertas para trabajar, pude abrir mi propia empresa, mi familia regresó a mi lado hoy tengo una vida próspera y bendecida.
••• Sr. Carlos Tonzi