Tenía una fuerte infección en la faringe, a causa de eso se me reventaron los oídos, de ellos supuraba un líquido como consecuencia de la infección, a la vez tuve pérdida de la visión.
Consulté a muchos médicos, gasté dinero en medicinas y tratamientos, pero nada de lo que hacía me daba resultado.
Al ver que los medicamentos que tomaba no calmaba mi dolor, llegué a tomar 3 veces más de lo recetado, este exceso me causó anemia, al punto de no tener fuerzas ni para levantarme de la cama.
Fue así que llegué a la Iglesia Universal, desde el primer momento que ingresé, Dios empezó a realizar el milagro en mi vida, aunque tenía los oídos reventados pude escuchar las enseñanzas impartidas, fue Dios diciéndome que si realmente yo quería ser libre debía usar la fe y Obedecerlo.
Por eso decidí hacer mi parte, deje de lado el odio y el resentimiento que sentía, perdoné a mi familia, ya que los veía como los principales causantes de todo mi sufrimiento.
El Dios de lo imposible transformó mi vida por completo, ahora tengo paz, amor, salud y una familia bendecida.
•• Sra. Lorena Naranjo