Nuestro primer post sobre esta serie dio qué hablar, y eso es muy bueno, porque a través de sus comentarios, aprendo cuáles son los temas que necesitan más explicación.
Hablamos sobre el respeto y lo importante que es que la esposa respete a su marido. Algunas de ustedes me preguntaron: “¿Cómo es posible respetar a alguien que no me respeta?”
Para que yo pueda respetar a mi esposo, primero me debo respetar a mí misma. Esto quiere decir que tengo que tener patrones altos en relación a todo y a todos. Y eso incluye a mis relaciones. Pero no quiere decir que voy a faltarle el respeto a quien no me respeta. Quien se respeta, también respeta a su prójimo independientemente de quién sea él o ella. Lo mismo se aplica al marido y a la mujer. No porque su marido sea grosero, usted también va a ser grosera con él; porque eso la hace igual a él y no resuelve nada entre ustedes. Sin embargo, si usted lo respeta, incluso cuando es duro con usted, él es quién va a quedar mal Puede simular que no, pero en el fondo se siente muy mal por eso – ¡Puede creerlo! Todas las personas que pagan el bien con el mal, cargan un peso muy grande en sus consciencias y el tiempo solamente lo hace pesar más.
Digamos que su marido la traiciona con otras mujeres. Si usted se respeta, no va a tolerar eso. No es que usted va a faltarle el respeto, sino que va a respetarse más y va a terminar esa relación, por lo menos mientras su esposo no se convierta en un hombre de verdad. ¡Respetar no es someterse a los malos tratos, al abuso o a la infidelidad!
Es bueno también recordar que yo escribo pensando en la mujer. Es por eso que usted solo lee lo que se refiere a las esposas. No es porque solo ellas necesiten cambiar, sino porque ellas son mis lectoras.
Creo que este tema acerca del respeto fue bien aclarado hasta acá. Vamos entonces a la próxima lección que aprendí con mi madre y que me ayudó mucho:
Ser una buena ama de casa
El casado casa quiere…
Y para tener una casa, debemos aprender a cuidarla.
Ahí viene una tanda de comentarios por ahí…jeje. Pues es así, amigas. Antes de casarme, aprendí todo sobre cómo cuidar bien una casa:
• Limpieza general una vez por semana.
• Limpieza diaria de los ambientes que se usan más, como la cocina y los baños.
• Cambiar las sábanas una vez por semana.
• Cambiar las toallas de los baños dos veces por semana.
• Lavar la ropa a mano y en el lavarropas.
• Planchar.
• Cocinar.
• Mantener la casa arreglada.
• Cuidar las plantas.
• Y mantener las ollas brillantes.
Creo que es eso solo… ¡ufa!
Aprendí que el armario debe estar siempre con la ropa al día, entonces, lavaba y planchaba dos o tres veces por semana. Con el tiempo, aprendí que no es necesario planchar todo. Si sacamos la ropa interior del secarropa ni bien la máquina termina de secarla y la estiramos bien, la ropa interior va a quedar planchadita – lo mismo se aplica para algunos tipos de sábanas.
Para tener todo al día, hacía varias cosas al mismo tiempo: Preparaba el desayuno y mientras Renato (y a veces otros matrimonios que vivían con nosotros) no aparecían a desayunar, ponía la ropa en la máquina. Desayunábamos juntos, levantaba todo y lavaba los platos (después tuve un lavavajillas que me ayudó enormemente) Limpiaba nuestra habitación y el baño hasta las 11hs. mientras cambiaba la ropa que estaba en la máquina. A las 11 hs. comenzaba a preparar el almuerzo que quedaba listo a las 12:30hs, y al mismo tiempo dejaba la cocina arregladita y los platos lavados. Almorzábamos. Limpiaba lo que quedaba en la cocina y aprovechaba la tarde para planchar la ropa. Los otros ambientes los dejaba para limpiarlos otro día. Cuando el reloj marcaba las 16hs., ya había planchado toda la ropa y como había preparado el almuerzo pensando también en la cena, ya dejaba todo preparado; y ahora era solamente bañarme y salir para la Iglesia.
Una buena ama de casa tiene que aprender a ser práctica y rápida, de lo contrario solamente va a hacer eso en la vida. Nuestra casa es solo una parte de nuestra vida y no debe ocuparla toda.
Claro que esa era mi rutina porque yo no trabajaba afuera. Además, no todos los días eran así…pero funcionó bien para mí. Corresponde a cada ama de casa adaptar una rutina para sí. Si trabajas afuera de tu casa y no tienes tiempo para cuidar de ella, divide las tareas entre antes de salir por la mañana, y cuando llegues a la tarde. Lo importante es dejar siempre todo en orden ya que cuanto más demores en hacer esas cosas, más vas a tener que hacer…y si el marido puede ayudar, ¡buenísimo!
Nosotros dos nos sentíamos muy bien en casa, aunque no tuviera ventanas (ya vivimos en un departamento en el que la habitación no tenía ventana)…Siempre aprecié mi hogar y es por eso que lo cuido bien esté donde esté y sea del tamaño que sea… Con el tiempo, Renato aprendió a hacer lo mismo, y hoy guarda su ropa, sus zapatos e incluso cuelga su traje para que no se arrugue. Pero aprendió porque quiso, y no porque yo se lo impuse. REGLA QUE NO PUEDE FALTAR, ¿OK, CHICAS?