“(…) Robaba en tiendas, hasta en la casa de mis padres, para obtener dinero y poder alimentar mi adicción”
Desde la edad de 12 años, comencé a consumir alcohol hasta que se convirtió en un vicio, pero eso no era suficiente y por eso terminé consumiendo drogas. Esa adicción me llevó hacer cosas que nunca imaginé. Cuando no tenía dinero, robaba en tiendas, hasta en la casa de mis padres, para obtener dinero y poder alimentar mi adicción. Por esa clase de vida que llevaba, terminé en la cárcel, y no una sino 6 veces.
Para empeorar mi situación, comencé a relacionarme sentimentalmente con mujeres. Mi vida era un desastre, pero siempre con el mismo objetivo: ¡quería ser feliz! Siempre pensé que todo lo que hacía era lo correcto. Para mí, no había reglas y vivía mi vida a mi manera, pero al final del día venía una inmensa tristeza, la cual me invadía sin dejarme pensar con claridad lo que en realidad quería.
Por esta razón, intenté suicidarme, pues no veía una salida a todos mis problemas. De esa manera estuve viviendo en el mundo de las drogas por casi 20 años.
Pero estaba decidida a ver un cambio en mi vida, por lo que participando y perseverando en el tratamiento para adictos, mi vida comenzó a cambiar, abrí mi corazón para Dios y me arrepentí de la vida que llevaba. Dios me liberó de las drogas y del mundo ilícito en el cual vivía. Hoy estoy llena de la Presencia de Dios, la cual me da fuerzas para luchar por mis metas.
Cathy García.