Crecimos escuchando hablar que el cine es el “Séptimo arte” del mundo y que mirar películas no es apenas distracción, sino una forma de integración social con su “tribu”. Normalmente, si la persona no sabe sobre las producciones de Hollywood, de las estrellas, está fuera de onda con sus amigos y por esa razón, rápidamente es vista como alguien de otro planeta, jeje.
A lo largo de mis cuatro décadas de existencia, vi a muchos súper héroes nacer, crecer y generar mucha ganancia. Vi a Superman, el Hombre Araña, la Mujer Maravilla, Batman, Linterna Verde, el increíble Hulk, el Hombre de Hierro… Creo que el último fue el increíble Hombre Hormiga, ¡vean!
Altas inversiones son hechas en cada nueva película, y no es en vano, pues nuevos pensamientos son introducidos en la sociedad, nuevos productos vendidos, nuevas formas de hablar incorporadas en el vocabulario mundial y tantas otras cosas que son totalmente programadas.
En una película nada es por casualidad, todo lo que es mostrado o hablado tiene sus “porqués”.
Ya vimos películas que tenían hasta pretensión política al exaltar a una forma de gobierno o retratar con desdén y monumental idiotez.
La moda y las nuevas costumbres corren velozmente a través de las pantallas y telones, y lo que aparece en ellas, se vuelve en deseo de consumo de los mortales. Fue así con los jeans y la camiseta blanca, las chaquetas, el estilo gótico, el cabello rubio para las mujeres, las mini faldas, los tatuajes, el cigarrillo etc.
Por no hablar de la dosis enorme de violencia y actos sin escrúpulos exhibidos. Nunca vamos a saber con precisión el tipo de mal que esas cosas generan en una mente inmadura y vulnerable.
Pero, ¿quién está interesado en ello, verdad?
Todos quieren correr a la taquilla con sus palomitas y refrescos.
Pero, lo que realmente quiero decir es que necesitamos reflexionar, ponderar, cuestionar e intentar descubrir lo que está por detrás de ciertas ideas. Pues, ¿cómo pensar que es normal pagar para escuchar majaderías, chistes que desmerecen nuestra fe y mensajes siniestros?
Tenemos que percibir que ciertos segmentos se ríen de nosotros, fomentan la persecución y desmerecen nuestros valores y principios, pero, a veces, nosotros ni siquiera nos molestamos.
Ellos insisten en mostrar que la vida de los que son correctos, que no traicionan, que no tienen vicios, que no engañan… es aburrida y torturada por la rutina.
Escribo este texto justamente en el periodo en que tenemos la propuesta del Ayuno de Daniel, cuando nos abstenemos por 21 días de entretenimiento y también de informaciones seculares. Y, hablemos la verdad, ¿sería eso un gran sacrificio? ¿Será que estamos perdiendo tanto?
Sé que aquellos que desean virtudes eternas y valiosas, que realmente enriquecen el alma, aceptan el desafío sin ningún pesar.
Y, para mí, héroes de verdad son los que resisten a esa dictadura que obliga a las personas a aceptar continuamente nuevos súper astros, ideas locas, nuevos valores…
Para mí, lo bonito no son artistas totalmente producidos para atraer al público, sino personas reales que se levantan temprano todos los días, enfrentan el tráfico, una dura carga horaria de trabajo, jefes intransigentes, desafíos y más desafíos.
Para mí, héroes son hombres y mujeres que son fieles, sinceros y que tienen una palabra honrada.
¡Que bueno seria si el séptimo arte reprodujese la vida de héroes así!
Sin embargo, sabemos que ellos están detrás de las ganancias. Y guiones como los de nuestra vida, según ellos, no atraen a nadie.