“Comencé a involucarame con personas en la calle, poco a poco fui viéndolos como personas ejemplares, me involucré en varios problemas a causa de eso. Después comencé a escuchar voces dentro de casa.
Poco a poco me convertí en una persona acomplejada, hacía de todo para llamar la atención de los demás, sin darme cuenta comencé a vender mi cuerpo por dinero.
Sentía que no servía para nada, en ese momento fue cuando un amigo me invitó a participar de las reuniones de liberación donde aprendí a usar mi fe para liberarme del espíritu que causaba mis sufrimientos, Dios comenzó a obrar en mi vida, hoy me valorizo, tengo paz y soy inmensamente feliz”