Exgard Parra nos cuenta que él se convirtió en un adicto porque quería olvidarse de todos los traumas que había sufrido en su niñez.
(…) Buscaba paz, tranquilidad y felicidad por todas partes, pero nada me satisfacía. Exgard Parra.
Crecí en un hogar disfuncional, esto me generó muchos traumas y desde los 13 años empecé a tener mucho odio en contra de mis padres, lo cual provocó que terminara hundiéndome en una profunda depresión y ansiedad.
El tiempo pasó y me convertí en un joven que sólo vivía por las apariencias para poder “momentáneamente” olvidarme de todo el infierno que estaba pasando. Poco a poco, falsos amigos, me indujeron al mundo de las adicciones.
Cuando me di cuenta ya había caído en el vicio del alcohol, el cigarrillo y la marihuana. Pero ninguna de estas sustancias, relaciones amorosas o amistades, me hacían olvidar lo mal que me sentía. Era un infierno porque buscaba paz, tranquilidad y felicidad por todas partes, pero nada me satisfacía. Mi tormento terminó cuando fui invitado a la Iglesia Universal.
Aquí, comprendí que todo era causado por un mal espiritual, que me estaba robando todo lo que siempre había querido tener, ¡la paz interior! Perseverando en el Tratamiento para la Cura de los Vicios, aprendí a usar mi fe y así, pude vencer todos los traumas de mi infancia.
Hoy estoy libre de los vicios, la depresión y la ansiedad. Lo mejor de todo fue cuando recibí el Espíritu Santo. Aquí fue donde comprendí que necesitaba de Su Presencia para poder obtener el gozo, la paz y la alegría que siempre quise tener.