Danilo Magallanes es pintor y a sus 29 años, después de vivir varios años en los vicios y el crimen organizado, relata su cura. “A los 16 años comencé a robar, me juntaba con gente que vendía drogas por lo que empecé a vender también. Al principio no consumía, pero luego empezó a nacer la dependencia en mí”, revela.
Sus padres se enteraron de lo que estaba pasando, pero no querían creer. “Eran conscientes de que yo vivía en las drogas. Había muchas peleas en casa, al punto de que mi madre terminó yéndose. Porque sabía que tracaba drogas. Posteriormente, ese comportamiento hizo que mis dos hijas y mi esposa también se fueran de mi vida”, recuerda.
Danilo tenía la costumbre de ver los programas de la Iglesia Universal cada vez que llegaba a casa. “Siempre había un pastor diciendo: ‘Tal vez usted está ahora con la droga en las manos’.
La mayor parte del tiempo, yo estaba así y hacía mi oración incluso drogado. Además llegó un punto en el que entré en depresión”, recuerda.
Dice que planeó quitarse la vida. “Antes de suicidarme iba a hacer lo que más me gustaba, ¡fumar marihuana!, hasta que un joven se me acercó y me invitó a participar del tratamiento para la Cura de los Vicios. A partir de ese encuentro, comencé a caminar en la Fe. Después de eso, comencé a buscar el Espíritu Santo. Me bauticé en las aguas y logré recibirlo; gracias a Dios, hoy mi vida está transformada, porque tengo una paz que no es momentánea”, enfatiza.