Las palabras que día a día salen de nuestra boca tienen un gran poder tanto benéfico como destructor, dependiendo de lo que decimos, podemos bendecir o maldecir la vida de una persona. Tal vez usted se ha preguntado ¿Por qué mi vida está así?¿Por qué no puedo realizar nada de lo que he soñado? ¿Por qué no puedo ser feliz cómo las demás personas?¿Por qué mi familia está destruida? Porque quizás, usted está siendo víctima de una MALDICIÓN PROFERIDA.
Este tipo de maldición muchas veces vienen con la persona desde la niñez, por ignorancia muchos padres en el momento del enojo, maldicen a sus hijos acarreándoles desgracias que los acompañan para toda la vida, en otros casos se van adquiriendo con el paso de los años, por ejemplo: Destrucción de matrimonios – Palabras expresadas en un momento de pelea dan origen a las maldiciones en la familia y destruyen la vida de los hijos.
Porque escrito está: “Muerte y vida están en poder de la lengua,” Proverbios 18:21
»Mi vida no tenía ningún sentido, los problemas en mi matrimonio eran constantes, mi esposo prefería a sus amigos antes que pasar tiempo en familia.
Llegué al punto de odiarlo, no soportaba su presencia, las peleas eran a diario y estas terminaban en agresiones.
Toda esa situación afectaba a mis hijos, ellos eran niños tristes y con muchos traumas, al darme cuenta del daño que les estaba haciendo llegué a desear la muerte de mi esposo. Ya no soportaba más esa situación, intenté suicidarme tomando varias pastillas.
Fue así que llegué a la Iglesia Universal, pero participando de las reuniones fui libre de todos los mis males, hoy tengo una vida transformada, una familia feliz y un brillante futuro, las MALDICIONES ya no hacen parte de mi vida. »
••• Sra. Teodora