Muchas son las personas que viven una vida destruida por causa de innumerables situaciones, sean físicas o espirituales.
Cuando nos referimos a físicas estamos hablando de enfermedades que no tienen cura, que aparecieron de la nada y que poco a poco van terminando con la vida de la persona y espirituales cuando la persona es atormentada por pesadillas, miedo, deseos de suicidio, visión de bultos, envidia, etc…
Estos males son como una piedra atada en el cuello de la persona que por más que desee salir adelante, sirven como un ancla que los detiene, llevándola sólo a un camino que es la muerte.
Tal vez usted se sienta así, como si estuviera amarrado de pies y manos, sin una salida.
Si desea ser libre y tener una vida feliz de verdad, le invitamos a que participe todos los viernes de la reunión de Liberación, donde por la fe usted será libre de todos los males que han tratado de destruir su vida.
ME SENTÍA SOLA, DEPRIMIDA Y NO PODÍA DORMIR
Todos mis problemas comenzaron desde que era joven, era rebelde, pero aun así tenía un carácter vulnerable. A causa de mi rebeldía siempre quería imponer mi voluntad y por eso no permitía que nadie me corrigiera y siempre donde quiera que estaba causaba problemas. El tiempo pasó y me convertí en una mujer que no tenía paz y sufría de depresión e insomnio.
Empecé a consumir opio, fue allí donde me volví una persona adicta, al punto de gastar todos mis ingresos en el vicio.
Al no tener dinero para continuar consumiendo acepté una propuesta que me llevaría al fondo del pozo, ya que por el vicio me involucré en la prostitución.
Una esperanza de transformación de vida surgió cuando conocí la Iglesia Universal. Allí Dios me liberó de la depresión, del insomnio y de los vicios, comencé a trabajar honrada – mente y hoy estoy felizmente casada y llena de la presencia de Dios.