Obrero es aquel que un día fue miembro de la Iglesia, entendió lo que significa la salvación, se bautizó en las aguas, pasó por un proceso de liberación, tuvo un encuentro con Dios y gracias a la fe su vida fue transformada, conoció la verdadera paz, luego a través de una entrega total recibió el Espíritu Santo y junto con Él un enorme deseo de salvar a otros.
En la Universal, el obrero es aquel que voluntariamente se coloca a disposición de los sufridos, realizando atención espiritual tanto para los que llegan a la iglesia por primera vez como para los antiguos miembros. Ellos también se empeñan en propagar la Palabra de Dios, visitando hospitales, presidios, comunidades necesitadas, asilos, orfanatos entre otros lugares, donde haya alguien necesitando de apoyo.
El obrero es aquel que está siempre preocupado por el bienestar y la conversión de las personas que estan bajo su cuidado y su objetivo es llevar el mensaje libertador y transformador del Señor Jesucristo para salvar almas.
El apoyo de los obreros en la Iglesia es voluntario, lo hacen por amor a Su Señor y a las almas.
Pero eso no quiere decir que descuiden su comunión con Dios, todo lo contrario, ellos mediante reuniones semanales, los obreros son cuidados y fortalecidos a través de mensajes de fe del pastor que cuida del cuerpo de obreros, y este cuidado es porque ellos son esenciales para la obra de Dios, si ellos están bien, los miembros también estarán bien.
Es un privilegio servir al Señor
Soy obrera porque lo que más amo es hacer con otros como el Señor Jesús hizo conmigo.
Llegué a la iglesia a la edad de 7 años, sufría con fiebre reumática y mi familia estaba destruida; mi papá era alcohólico y estaba al borde de la muerte, mi mamá sufría por el vicio de mi padre.
Fui curada el primer día que llegué a la Iglesia, mi familia fue transformada en pocos meses. A los 12 años entendí que Jesús murió por mí; me bauticé en las aguas, a los 13 tuve mi encuentro con Dios, y a los 15 fui bautizada con el Espíritu Santo, y como Dios vio en mí el interés de llevar a otros a conocerlo, fui levantada como obrera.
Algo que llevo marcado en mí es una frase que el pastor siempre me decía: “Tamara, el pueblo es la voz de Dios, si tú cuidas del pueblo, estarás cuidando del propio Dios”. Pasaron 5 años y nunca olvidé este consejo. Es un privilegio servir al Señor