“Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma”. (Hebreos 10:38)
El ejercicio de la Fe exige coraje: Coraje para sacrificar lo material a cambio de lo espiritual.
Coraje para sacrificar su propia voluntad, para hacer la voluntad de Dios.
Coraje para obedecer la Palabra de Dios, Sus promesas.
Coraje para sacrificar su cuerpo a cambio de la salvación del alma.
Coraje para sacrificar lo visible por lo invisible. Coraje para sacrificar lo material por lo espiritual.
Coraje para sacrificar el reino de este mundo por el reino de los Cielos.
El Señor Jesús propone ese tipo de fe para los determinados a despojarse de su todo de este mundo, por el Todo del Reino de Dios. ¿Quién tiene fe para eso? ¿Quién está dispuesto a todo o nada?
Quien quisiera salvar su vida; Él afirma: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.” (Mateo 16:25) Quien quiere ser grande y estar en primer lugar; Él afirma: “Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo.” (Mateo 16:25)
Quien quiere seguirlo, Él dice: “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.” (Mateo 16:24)
No es necesario ser muy espiritual para entender el poder de la fe para tomar posesión de las grandezas de Dios depende del coraje que la persona tiene para sacrificar. Ya que la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Las cosas que se esperan es la convicción de los hechos que no se ven, sólo son cosas futuras, espirituales e invisibles.
No sirve de nada querer ver, oír, oler, coger, saborear, tocar, palpar y sentir los beneficios del mundo de la fe reservado apenas para los convictos de eso.
Para los bendecido con este tipo de fe la única señal de Dios es la absoluta seguridad.
Recuerde: FE ES LA REVELACIÓN. ¡
Quién tiene, tiene; quién no tiene, que busque!