Mi hermano estaba involucrado en una pandilla. Él usaba y vendía drogas; se involucraba en muchas peleas con personas de nuestro sector, siempre estaba en la calle y usaba armas para protegerse.
Fue expulsado de la escuela y encarcelado durante más de un año por robo. Fue muy difícil para nosotros; no quería volver a verlo ni dentro, ni fuera de la prisión para que no se involucrara con malas amistades.
Estábamos preocupados por su vida ya que en cualquier momento él podía recibir un tiro o una puñalada.
Decidí participar en una Hoguera Santa por él y pedí a Dios que mi hermano fuera transformado.En cuestión de semanas, empecé a ver la diferencia. Comenzó a tener interés en ir a la Iglesia. Retomó sus estudios; dejó de fumar y de vender marihuana. Dejó las malas amistades. Comenzó a buscar una forma legal de ganar dinero. Él es una nueva persona.