Mi casa estaba en remodelación y junto con mi hija Cristal de dos años estábamos subiendo las escaleras afuera de la casa, la cual no tenía ninguna protección lateral. Cuando llegamos arriba, me descuidé un segundo y, cuando regresé a ver, mi hija se había caído del tercer piso.
Bajé corriendo las escaleras, cuando la levanté vi que tenía el cráneo abierto. Su cabeza estaba muy hinchada y su rostro quedó desfigurado por el impacto. Los diagnósticos no eran alentadores, los médicos decían que mi hija podía quedar en estado vegetal. Les respondí que ella saldría caminando. Ellos me dijeron que entendían mis sentimientos, pero que era muy difícil que eso sucediera.
Así, llegué a la Iglesia Universal, empecé a participar de la Cadena de Oración los días martes e hice un voto con Dios. Después de dos semanas sucedió lo increíble. Mi hija despertó por primera vez. Fue algo tan maravilloso, que no puedo explicarlo.
Los médicos estaban muy sorprendidos por la rápida e inexplicable recuperación de mi hija. Hoy su cabeza está normal. Cristal tiene 9 años, está en tercer grado de la escuela y es una niña sana y normal, gracias a Dios.
Sra Ana Cleide junto a su hija Cristal