Económicamente me iba mal, el dinero no me alcanzaba. Llegaron al punto de escupirme en la calle por solicitar ayuda para alimentos. Mi situación financiera era humillante. Renegaba con Dios por el hecho de estar en este mundo sólo para sufrir. Pero todo esto terminó el día que llegué a la Iglesia Universal e hice una Alianza con Dios. Él me transformó en una mujer decidida, me abrió las puertas, así conquisté mi casa, negocio, estabilidad emocional, Dios me sustentó y dio lo que necesitaba.
SR. ESTER V.