El miedo forma parte de la naturaleza humana. Es un mecanismo de defensa que sirve como una advertencia contra situaciones que representen un peligro para la vida. Hasta ese punto, todo bien. Pero, ¿Cómo actuar cuando todo nos causa miedo?
El miedo saludable nos hace reaccionar en defensa, enfrentar o huir del peligro. Pero cuando el miedo pasa a dominar a la persona, la misma queda paralizada y sin control. Ella no logra enfrentar lo que le causa ese miedo, y esto pasa a interferir significativamente en su rutina generando trastornos de ansiedad, lo que ya puede indicar una fobia.
Los efectos de una fobia en el cuerpo son tan intensos que muchas personas buscan una atención, primero en la sala de emergencias, alegando que están teniendo un infarto, cuando en realidad, están presentando síntomas de un ataque de pánico, ya que son similares a los ataques cardíacos. El trastorno de pánico es una de las enfermedades más comunes de nuestro siglo.
Sin embargo, detrás de esos miedos se encuentra el plano espiritual. “Los espíritus malignos hacen que las personas piensen siempre en lo peor. Actúan en su imaginación, creando fantasías macabras y buscando alimentarlas con el pavor. Para los espíritus malignos es muy fácil dominar a una persona que tiene miedo, y se aprovechan de eso”, explica el obispo Edir Macedo.
Entonces, ¿cómo luchar contra algo que, en efecto, es real, pero no se puede ver ni tocar?
Venga y participe este viernes de la reunión de Liberación Espiritual, en la cuál por la fe usted será libre de todos los males que le han atormentado.
A continuación lea el testimonio de una persona que venció el miedo, la depresión y demás problemas a través de la fe.
Me daba miedo salir de mi casa…
Cuando fui al psiquiatra, (lo único que hicieron fueron exámenes tras exámenes para ver que es lo que acontecía conmigo). Al final lo único que me dieron fueron pastillas antidepresivas para lograr calmar mis emociones, pero nada me quitaba esos pensamientos de suicidio.
Al ver que nada estaba funcionando, el psiquiatra empezó a preparar todo para que me internaran en un hospital psiquiátrico para menores de edad. Mi situación en vez de mejorar empeoraba cada vez más, ya que empecé a aislarme de todos porque prefería estar a oscuras que ver la luz del día.
A causa de esa situación, estuve a punto de no graduarme de la escuela secundaria porque no quería salir de mi casa y mucho menos de mi cuarto.
Mi vida empezó a cambiar en el momento que tocaron en la puerta de mi casa y me dieron un periódico con la invitación para que asistiera a la Iglesia Universal.
Perseverando fue como aprendí a usar mi fe para poder ver el milagro en mi vida. Hoy estoy liberada de la depresión y de todos los tormentos que tenía. En la Iglesia Universal fue donde una luz de esperanza surgió en mi vida porque ahora tengo la visión de ser una gran abogada en el futuro.