Imagínese esto: el novio y la novia están en el Altar de la iglesia, vestidos debidamente delante de los invitados. El oficiante conduce la ceremonia. En la espalda de cada uno de los prometidos, por encima del vestido blanco de ella y del traje alquilado de él, una mochila grande y pesada.
Dentro de éstas, se encuentra el pasado de cada uno, el equipaje que están introduciendo en el “matrimonio”, cuyo contenido ambos comenzarán a descubrir en breve: la crianza y las enseñanzas que absorbieron de los padres, las experiencias antiguas, los traumas, el miedo al rechazo, las inseguridades, las expectativas. Por eso, para casarse debe actuar como un guardia de seguridad de aeropuerto