El nerviosismo es un estado interior de agitación en el que se reduce o se pierde la calma natural. Normalmente el nerviosismo suele ser una reacción del organismo, ante una situación desconocida poco frecuente o incómoda.
Una persona que sufre nerviosismo puede manifestar síntomas asociados como temblor de manos, exceso de sudoración, taquicardia, tics nerviosos en los ojos, inseguridad, miedo y pérdida de concentración. El lenguaje corporal cambia, la voz se eleva y se habla más rápido.
Las personas nerviosas tienen la sensación de estar ajetreadas y siempre bajo presión. Suelen ser muy irritables y pierden la calma con facilidad. El nerviosismo puede además afectar al sueño y provocar insomnio o trastornos del sueño.
Si el nerviosismo no se presenta aislado y se acompaña de otros síntomas como dolor de estómago o de espalda, diarrea, trastornos del ritmo cardiaco, miedo e incluso depresión, es recomendable acudir al médico, para poder determinar la causa y establecer un tratamiento adecuado.
La causa más frecuente del nerviosismo suele ser inofensiva. El nerviosismo se presenta cuando hay que enfrentarse a situaciones poco frecuentes, desconocidas y en las que se genera una extremada tensión, miedo y estrés, aunque las reacciones nerviosas no son las mismas en todas las personas, ni el grado de afectación.
Esto ocurre por ejemplo antes de un examen, una entrevista de trabajo, una prueba médica, cuando hay que hablar o actuar en público, cuando se tiene una cita importante o se es el centro de atención en cualquier acto, cuando hay cambios en el estilo de vida muy bruscos, por problemas laborales o mucho trabajo e incluso por incertidumbre hacia el futuro, entre muchas otras causas.
Sólo Dios me podía ayudar
Después de ser víctima de unos ladrones quedé padeciendo de los nervios por la impresión; a veces me deprimía sin razón y no sentía ganas de hacer, absolutamente, nada.
Conocí la Iglesia Universal, a través de la programación de televisión y los testimonios que transmitían llamaron mi atención.
Decidí ir y el primer día que participé de la reunión sentí que un peso salía de mí. Aprendí a usar mi fe y después de un tiempo, dejé de sentirme ansiosa y deprimida. Hoy soy una mujer feliz y llena de paz.
Participe este Viernes en la Liberación Espiritual, a las 7H, 10H, 15 y especialmente 19H, la cual ocurre en la Av. de Las Américas 305 al Norte de Guayaquil.