Es importante desprenderse de ideas, personas y cosas que molestan en nuestra vida sentimental. Cuando son inofensivas, no hay problema. Pero si son peligrosas se debe tener cuidado.
Si quiere ser feliz con su pareja, no deje que haya nada entre ustedes, sólo Dios. Porque sino, será el comienzo del fin de esa relación.
La primera orden que Dios dio a la primera pareja fue: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” (Génesis 2:24).
Sin embargo, ¿cuántas parejas están dejando que hijos, hijastros, amigos reales o virtuales, suegra, padre, hermano, exnovios, los separen del verdadero amor?
Evalúe nuevamente a los que deja entrar en su vida. Considere con quién interactúa socialmente en las redes sociales.
Despéguese de las personas que lo separan del amor. Deje a quienes lo alejan de Dios. Despréndase de aquellos que le hacen mal.
Traumas y sufrimiento hicieron que le tenga terror al matrimonio
Desde joven presencie de cerca el maltrato que recibía mi mamá, al ser agredida por mi papá que era alcohólico.
Aquello causó en mi un trauma muy grande, porque empecé a ver el matrimonio como un peso.
Cuando crecí veía aquello reflejado en las relaciones que tenía, ya que constantemente todas las que iniciaba siempre terminaban en fracaso. Con el pasar del tiempo comencé a sentirme frustrada, al ver que no lograba la realización en aquella área de mi vida.
Fue entonces donde me invitaron a participar de las charlas de la Terapia del Amor, donde aprendí a valorizarme, vencí los traumas y curé las heridas que las relaciones pasadas me dejaron.
Me convertí en una mujer feliz y entonces pude hacer feliz a alguien, conocí a Edison, nos casamos y somos muy felices, gracias a Dios dentro de nuestro hogar hay paz.
Participe todos los jueves en la Terapia del Amor, a las 7H, 10H, 15H y especialmente 19H, en la Av. de Las Américas 305, norte de Guayaquil.