La siguiente fase es no esperar a que el adicto pida ayuda para que usted empiece a actuar. En la mayoría de las veces, él dice que no quiere ayuda y niega ser un adicto, como lo hemos afirmado en varias ocasiones cuando hablamos sobre la mente de un adicto. Esto deja a la familia imposibilitada de actuar, una vez que todos los tratamientos tradicionales exigen que el adicto este presente. La recuperación del adicto es un proceso que requiere de muchos cambios, pero que es totalmente posible debido al potencial del ser humano. Diría que, a la verdad, la recuperación es un proceso trabajoso, el cual exige dedicación y mucha energía por parte de todos.
Independientemente de la persona haber sido educada para ser de una forma u otra, “desprendida”, “sin compromisos” y “libre” o, por otro lado, un individuo dedicado, comprometido y con responsabilidad, la posibilidad de caer es igual. Una vez dominadas por el vicio, esas personas necesitan ser ayudadas a aprender rápidamente a usar la autodisciplina y el autocontrol, de forma que pueda hacer los cambios necesarios en su vida y así lograr la cura. Todos nosotros poseemos la capacidad de dedicarnos a algo de una manera constante y con la energía necesaria. La recuperación da trabajo, pero en ningún momento deja de ser posible, algunas transformaciones son impresionantes y totalmente inexplicables desde el punto de vista de la ciencia.
>> Me había convertido en la decepción de mi familia

A los 12 me volví adicto a las drogas. A los 18 años me involucré en el narcotráfico y decidí salir de casa para vivir sin reglas, a partir de ahí pasé noches enteras consumiendo. En una ocasión, cuando fui a la casa de mis padres, me ingresaron a una clínica para drogadictos, pero fue en vano. Mi vida cambió cuando decidí empezar de nuevo, vine al Tratamiento, perseveré y meses después fui libre del espíritu del vicio. Hoy me reconcilié con mi familia, tengo paz y soy feliz.
•• Antonio, 23 años