Los tratamientos médicos actuales prescriben una serie de restricciones, especialmente respecto a la vida social del adicto, no siguiendo ese tipo de orientación. El objetivo es evitar que él entre en contacto con otras personas que usan drogas cotidianamente, para que no haya una recaída. O sea, quien está en búsqueda de recuperación necesita mantenerse apartado, excluido de la sociedad. Ese tratamiento saca la droga de la ecuación, pero el deseo de consumir continúa siendo su principal constante. Entonces el deseo permanece, pero la persona no usa la droga porque ejercita con mucha disciplina su fuerza de voluntad y el factor humano de la imperfección termina siendo puesto de lado.
Es decir, siguiendo ese método, la persona queda sin margen de cometer ni siquiera un error o si no caerá de nuevo. El riesgo de engañarse y recaer por causa de una perturbación emocional puede llevarlo a usar la droga de una forma peor que antes. ¡Y no existe nada más humano que…errar! la abstinencia, como recomiendan algunas instituciones del combate al vicio en drogas, no lleva en consideración la naturaleza frágil del ser humano. Un pequeño desliz puede transformarse en un tsunami en la vida de una persona en tratamiento, llevándolo a recaer y causando una frustración enorme.
Continuará…
>> Estaba decidido a abandonarlo todo e irme a vivir a la calle
«Conocí un mundo brillante que me condujo a la perdición; fiestas, drogas, alcohol, cigarrillos, mujeres y más me esclavizaron por más de 10 años. Cuando me di cuenta estaba arruinado, desempleado, con una deuda impagable y, como si fuera poco, estaba infectado con sífilis y VPH; al verme en esta situación estaba decidido a abandonarlo todo e irme a vivir a la calle.
En el Tratamiento hubo una transformación completa, fui curado y liberado de todas mis adicciones. Hoy tengo paz y la alegría que el mundo nunca me pudo dar.»
•• Willy, 36 años.