Cuando nos desvinculamos de todo y nos aislamos del mundo, nuestra mente pasa a tener condiciones para entender lo que Dios quiere hablar con nosotros.
El Señor Jesús es un ejemplo de esto, ya que siempre se apartaba de todos para oír a Dios. “Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba.” (Lucas 5:16)
Hay muchas personas olvidadas en este mundo, viviendo en la más absoluta miseria, debido a la injusticia social que vemos en todo el mundo.
¿Cómo cambiar esa situación? Sólo es posible recibiendo el Reino de Dios en su vida.
Jesús enseña que al orar debemos decir: “Padre nuestro que estás en los Cielos, venga a nosotros tu Reino…”
Pero, ¿cómo puede el Reino de Dios venir sobre una persona? Simple, ¡a través del Espíritu Santo el Señor Jesús quiere entrar y reinar en cada persona!
Cuando alguien recibe el Reino de Dios, se convierte en la persona más rica del mundo, y Dios en su infinita sabiduría y justicia, hace que Su Reino venga sobre todos, sin excepción de personas.
El Señor Jesús en la persona del Espíritu Santo, quiere ser nuestro Rey y reinar dentro de nosotros. Es Él quien va a conducirnos a una vida abundante, a las aguas cristalinas.
Cuando eso sucede, los pensamientos y el corazón cambian, Él pasa a guiarle y hará que usted decida siempre de acuerdo a Su voluntad.
Aún enfrentando problemas y luchas externas, usted jamás perderá la paz interior dada por el Espíritu Santo.
En esos momentos se cumple la promesa de Jesús que dice: “y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” (Mateo 28:20)
Si usted quiere que Dios le hable, debe mantener sus pensamientos en Él, pues una sola palabra que usted reciba de Dios, será suficiente para cambiar todo. ¡Eso es estar en espíritu y sólo depende de usted!
Existen muchas cosas que están desviando sus pensamientos de Dios, asuntos y conversaciones que distraen su mente, que lo único que hacen es alejarle de Él.
Es “normal” ver hoy en día a las personas distraídas en todo tiempo y lugar con sus celulares, conectadas con todo y con todos, menos con Dios.
En el Ayuno de Daniel vamos a invertir en nuestra mente, recibiendo así los pensamientos de Dios, por ejemplo: cuando un joven va a la universidad, esta invirtiendo en su mente, en adquirir conocimientos pensando en su futuro, incluso algunos se aíslan de todo porque quieren ser los mejores. Esto lo hacen pensando en el futuro de su vida, pero quien invierte en recibir los pensamientos de Dios, lo hace pensando en su futuro eterno con Él.
Por eso daremos inicio al Ayuno de Daniel, pues cuando usted recibe el Espíritu Santo, recibe la plenitud de la vida, no sólo por unos años, pero sí por toda la eternidad.