La Biblia advierte que aquellos que aman el dinero caen en la maldición de la codicia. Hay por ahí personas muy apasionadas por las riquezas, pero no porque precisan tanto de ellas, sino porque quieren ostentar lo que poseen principalmente en las redes sociales.
Luego cuando alguien inmaduro mira para aquello, se olvida hasta de la propia salvación de su alma.
¿Cuántos están matando incluso a sus seres queridos para quedarse con los bienes?
El mundo vive una guerra donde no siempre usa pólvora, pero usa la codicia y ella es la raíz de todos los males como dicen las Sagradas Escrituras:
“Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, por el cual, codiciando algunos, se extraviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores.” 1 Timoteo 6:10
Quien anda con Dios y vive una vida en paz consigo mismo y sobretodo con Dios, tienen que practicar la Palabra de Él para no caer en esa “trampa” del diablo.
Es claro que necesitamos de dinero para pagar las cuentas y cumplir con nuestros compromisos y deberes, pero él no es nuestra prioridad.
Debemos colocar el enfoque en aquello que es eterno: el Espíritu Santo; Él es la garantía de Dios de que somos de Él, entonces el resto es el resto. Así viviremos para glorificar al Señor, no solo con la alabanza de nuestros labios, sino con nuestra vida en obediencia a Su Palabra.
Quien anda con Dios y vive una vida en paz consigo mismo y sobre todo con Dios, tiene que practicar la Palabra de Él para no caer en las “trampa” del diablo.