El sueño de una madre es ver a sus hijos realizados en todos los sentidos, pero, infelizmente la señora Geomar no veía eso dentro de su hogar, al contrario, todo era peleas, discuciones y agresiones:
“En mi hogar existían muchos pleitos, las agresiones eran constantes, a pesar de ser familia pareaciamos enemigos dentro de casa, y esto llevó a mis hijos a refugiarse en los vicios, y está situación me tenía enferma; ¡no sabía qué hacer! Cada minuto era angustiante, porque la impotencia de no poder hacer nada para resolver ese problema me frustraba”, cuenta.
Por otro lado, Edward hijo de Geomar nos dice que las peleas en su casa eran constantes, esto hizo que fuese un joven frustrado que no tenía ganas ni de estar en su hogar.
Al igual que él, estaba su hermana Roxana que al ver toda esta situación prefería estar en la calle para evitar las peleas.
Todo este sufrimiento terminó, cuando a la señora Geomar le hacen una invitación para participar en las reuniones de la Iglesia Universal.
“Recuerdo que sentía tanta paz en este lugar que participé toda la semana de las reuniones, porque me sentía aliviada; poco a poco noté la mejoría y vi como Dios comenzó a obrar en mi hogar. Luego de ser constante y perseverante comencé a tener paz, me sentía segura. Mis hijos comenzaron a ver ese cambio y ellos se interesaron en asistir a la Iglesia conmigo, poco a poco fueron libres de todos los males, abandonaron los vicios, las peleas dentro de casa terminaron al igual que el odio y el rencor que había entre nosotros. Hoy gracias a Dios estamos bendecidos, tenemos paz, gracias a la fe que depositamos en Dios”, finaliza.