«Me volví y fijé mi corazón para saber y examinar e inquirir la sabiduría y la razón, y para conocer la maldad de la insensatez y el desvarío del error.» Eclesiastés 7:25
Para aplicar el corazón en la sabiduría de Dios es necesario leer y meditar en su Palabra. A través de Ellas, aprendemos que las obras de la carne, como la impiedad, insensatez y la necedad, son locura, y que solo la practican quien se deja llevar por caminos tortuosos.