Entre mis padres solo existían maltratos, eso creó en mí complejos y miedos.
Desde la adolescencia fui víctima de burlas, me sentía fea y despreciada, así fui creciendo, sintiéndome mal, después caí en depresión y consideré terminar con mi vida.
Tiempo después empecé a sufrir con pesadillas, tambien por causa de la soledad me refugie en el alcohol y cuando estaba sola comenzaba a escuchar voces. El odio, la rabia y la desesperación tomaron cuenta de mi vida, llegué al punto de golpearme a mi misma.
Sentía tanto miedo al estar cerca de las personas, que me encerré en mi casa, no quería salir a ningún lado quería estar siempre sola.
Conocí la Iglesia Universal, empecé a asistir a las reuniones de liberación que se realizan, hice mis cadenas y usando mi fe fui liberada de los males y del deseo de morir.
Hoy soy una persona segura, feliz y tengo una vida transformada gracias a la presencia de Dios en mi vida.
•• Estefanie Gomes