Pasé la adolescencia teniendo síntomas y ningún médico descubría cuál era la causa.
A la hora de dormir, mi pesadilla comenzaba. Oía voces que me decían que me matara, también veía bultos y oía estruendos como si alguien abriera la ducha, eso sucedía cuando no había nadie en el baño.
Yo empeoraba a cada día. Despertaba de madrugada con la sensación de estar siendo sofocada. Perdí mi paz y andaba en la calle con miedo. En el colegio, no conseguía entender lo que la profesora enseñaba. En la época, mi madre trabajaba y muchas veces prefería quedar en la calle por miedo de entrar a casa.
Al ver mi desesperación, una vecina le habló a mi mamá de la Iglesia Universal. Aceptamos ir, sin pensarlo dos veces.
Pasé a participar de la cadena de liberación espiritual, además decidí obedecer los consejos que recibía y en poco tiempo Jesús me liberó de todos los problemas espirituales que tenía. Mis caminos fueron abiertos. Hoy estoy libre, duermo bien, no oigo más voces ni veo bultos. Soy verdaderamente feliz.
“Vivía atormentada por voces que sólo querían que terminara con mi vida … Pero todo cambió cuando me liberé de esos males”.
•• Srta. Luana Silva