Es necesario que hagamos un pacto de fidelidad con Dios, un pacto que no debe ser quebrado por mentiras, infidelidades o cualquier tipo de pecado, ya que esto traicionaría el pacto. Quien se mantiene fiel a Dios se vuelve merecedor de una nueva vida.
Cada uno tiene el derecho de elegir ser fiel a Dios o no; es verdad que todos pecan, sin embargo, hay una gran diferencia entre ser un pecador y vivir en el pecado, pues quien así vive no tiene ni tendrá parte con Dios.
Las malas noticias vienen para todos, y los fieles, eligen ir al altar del sacrificio, porque saben, que el Altar es el lugar del desafío por una respuesta.
Dios trata y hace pacto con los fieles.
Si hasta hoy usted no ha sido fiel con Dios (consecuentemente con nada ni con nadie a su alrededor), a partir de este momento puede decidir serlo.
Cuando usted es fiel, el fuego de Dios desciende y le proporciona una nueva vida.
Medite en esto
¡Dios le bendiga!