¿Conoces verdaderamente a Dios?
Todas las personas tienen un conocimiento sobre la existencia de Dios pero, ¿será que ellas confían en Él?.
La confianza es la base fundamental en todos los aspectos de su vida, no existe amistad sin confianza, no existe matrimonio sin confianza. Acaso ¿usted se casaría con una persona en la cual no confía? Obviamente tu respuesta será ¡NO!. Por ese motivo Dios necesita que esa confianza se materialice y no se quede en simples palabras. “Porque no hay amor que soporte la desconfianza” menciona el pastor Walber Barboza en la reunión principal de Domingo.
Lo que ocurre es que la persona no confía en Dios, ella confía en el obispo, en el pastor, en el obrero, porque a ellos los ve, ella confía en las oraciones, ella confía en el trabajo de la Iglesia pero cuando se trata de confiar en Dios ella no cree, porque no lo ve, ahí viene el miedo, la ansiedad y la duda. El ser humando por naturaleza no confía en aquello que no ve ya que tiene que ver para creer, pero lastimosamente las promesas de Dios no funcionan así, es todo lo contrario, la persona tiene que creer para consecuentemente ver la materialización de su proyecto. “¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Y sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin permitirlo vuestro Padre.” (Mateo 10:29)
¿Usted cree que confiando en Él, Dios lo va a abandonar? ¿Usted cree que colocando su vida en Sus manos Él lo va a defraudar?, Él no va a desamparar a un justo.
Tal como sucedió con aquel hombre que era ciego de nacimiento y Jesús escupió sobre la tierra para hacer lodo, el mismo que puso sobre sus ojos, y mandó a que se lavara en el estanque de Siloé (Juan 9,11), ¿usted lo hubiera hecho? ¿usted hubiera confiado en aquel hombre que prometía devolverle la vista a cambio de realizar una acción por fe?. De igual manera sucedió con la mujer que tenia 12 años con hemorragia y había sufrido mucho en manos de varios médicos, y se había gastado todo lo que tenía sin que le hubiera servido de nada, pues en vez de mejorar, iba de mal en peor.
Cuando oyó hablar de Jesús, se le acercó por detrás entre la gente y le tocó el manto. Pensaba: "Si logro tocar siquiera su ropa, quedaré sana." Al instante cesó su hemorragia, y se dio cuenta de que su cuerpo había quedado libre de esa aflicción. y Jesús le dijo: “Hija, tu fe te ha sanado! Vete en paz y queda sana de tu aflicción.” (Marcos 5:24:3)
Debemos entregar nuestra vida en el altar mediante el verdadero sacrificio y consecuentemente debemos confiar plenamente en Él ya que la confianza nos da esa garantía de que Dios va a cambiar nuestras vidas. La duda mata las bendiciones de Dios, ahí es cuando la Palabra de Dios no se cumple en nuestras vidas
¡El sacrificio es un acto de fe y confianza, no tengas miedo de confiar!.