Recientemente, escribí un post sobre cómo la moda consiguió esclavizarme por un tiempo. Bueno, el post de hoy hace parte de esa época.
¿Usted ya se dio cuenta que aquello que nos hace mal es más sutil que aquello que nos hace bien? Si su respuesta es no, déjeme contarle la historia del pantalón roto.
Cuando era adolescente, esa moda del pantalón roto estaba en auge, por lo menos allá en Nueva York. En aquella época, Madonna y otras cantantes famosas lo usaban bastante -no solo los pantalones rotos sino también medias agujereadas, camperas rasgadas e incluso guantes con agujeros jajaja. Ahí, ya se dio cuenta…¿no? Como de costumbre, muchas chicas de la escuela también las usaban…La manía del “todo el mundo las usa”. Sin embargo, ese estilo no me atraía ni un poco porque, a mi modo de ver, promovía una cierta rebeldía a la femineidad y descuido con la apariencia -simplemente opuesto a quién yo era y soy desde que soy un ser humano- hasta que llegamos al 2014 y el “todo el mundo lo usa” me picó *:( triste.
Yo tenía tres pantalones de jean con rasgos fake. Uno clarito flare, que Renato amaba, y dos cropped. Todas las veces que yo usaba uno de ellos, mi mamá me daba una mirada de condenación…”A mi no me gusta cuando usas ese tipo de pantalón. Quedas tan mal arreglada” o “¿Tú no crees que ese pantalón es muy mundano para ti?” o “Tú no quedas elegante cuando usas ese pantalón”, y por ahí sigue.. jajaja. Mi mamá intentó convencerme de todas las formas de que el pantalón no era adecuado, pero yo no veía nada malo en él. Incluso, porque el rasgo era fake; entonces mi pierna o piel no quedaban expuestas y muchas de mis amigas también las estaban usando (¡nunca pensé que me iba a decir eso a mí misma!). Hasta que un día, ella hizo una reunión con algunas de nosotras y habló de este asunto…Después pensé: no puedo creer que mi mamá va a hacer de esto un motivo de reunión. Y fue lo que aconteció…De repente, ahí estaba yo defendiéndome y defendiendo a todas mis amigas que usaban pantalones de jean rasgados.
…Pero mamá, ¿cuál es el pecado de usar este pantalón?
…Pero mamá, ¿eso no es cuestión de gusto?
…Pero mamá, ¡los gustos no se discuten!
Hasta que una de mis amigas presentes dijo: “Puede dejar Sra. Ester, nunca más usaremos ese tipo de pantalón”. Y otra, al ver que yo todavía no había aceptado el veredicto, dijo: “No se preocupe, Sra. Ester. ¡A ella todavía no le fue revelado!” Una verdadero tapa espiritual en mi cara, pero aún así, salí de allí molesta. No dejaba de pensar en por qué mi mamá tuvo que llegar al colmo de tener que hacer una reunión para verme sin un pantalón de jean rasgado…Fui para mi casa sintiéndome agredida como si mi gusto no pudiese existir.
¿Sabe cuando usted se queda molesta con una cosa y aquello no sale de su cabeza, y entonces usted, se queda conversando consigo misma encontrando mil y unas razones de por qué usted tiene razón y la otra persona está equivocada? Bueno, fue eso lo que sucedió aquel día hasta que me vino una voz muy suave en lo más íntimo que me trajo lágrimas a los ojos y mucha vergüenza de mí misma…
“¿Por qué te resistes tanto a la idea de no usar ese pantalón de jean? ¿Será que el pantalón de jean es tan importante así para tu vida? ¿Qué es lo que hay detrás de esa resistencia, Cris?”.
Fue cuando yo finalmente me conseguí ver. (Cuando el Espíritu Santo habla, no hay como confrontar. ¡Es muy fuerte!).
Me vinieron varias preguntas al mismo tiempo: ¿Por qué mi gusto era tan importante? ¿Por qué tener razón era tan importante para mí? ¿Por qué resistir a la dirección de mi mamá estaba siendo tan sacrificado para mí? En fin, ¿por qué tanto apego a una (disculpen la expresión ahora) DROGA de moda de pantalón de jean roto? Es gracioso que en mi adolescencia, yo nunca imaginé usar esa moda por los mismos motivos que mi mamá me estaba dando ahora. ¿Qué fue lo que cambió de allá para acá?
Mis amigas e hijitas aprendan a identificar eso: cuando hay mucha resistencia, está el dedo del diablo allí. Pregúntense a sí mismas el por qué de tanta resistencia y usted va a ver que, en el fondo, es un orgullo escondido dentro de sí.
En toda mi vida, siempre le di valor a lo que mis padres me enseñaban, siempre los respeté y aún cuando no estaba de acuerdo con algo, no los confrontaba; simplemente buscaba colocarme en mi lugar: soy menos experimentada en el asunto; con seguridad, mañana entenderé eso mejor. Mire como nuestro gusto, la forma de ser y a veces las opiniones llegan a ser un orgullo escondido que nos terminan llevando a hacer aquello que nunca hicimos antes.
Si hay algo que tenemos que resistir es al diablo. Eso sí. Resistir al diablo es resistir al orgullo, al ego, a la vanidad, a la enemistad, a la disensión, a la rebeldía, a la división, a la separación, a las culturas, las modas y los hábitos del mundo en el que vivimos.
“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros”. (Santiago 4:7)
Sujetarse a Dios es sujetarse a la humildad, a la obediencia, unidad, verdad, amistad, paciencia, comprensión, respeto, orden, autoridad, fe y a todos los valores promovidos por nuestro Señor a través de Su Palabra.
“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quién devorar”. (1 Pedro 5:8)
En la fe.
P.d: Solamente una observación a las críticas de turno: este post no es una manera de imponer una regla de que no se puede usar más pantalón de jean rasgado. Mis amigas y yo no las usamos más y, sinceramente, no combina con nosotras. Los pantalones jeans rotos piden un look masculinizado y un semblante agresivo -algo que no tiene nada que ver con nosotras. ¿Usted consigue ver a esta modelo sonriendo de manera graciosa? Pero, cada uno ande conforme a su conciencia.