En la búsqueda de la paz del alma, muchas personas acuden al dinero, al amor, a la realización profesional y a toda clase de placeres.
Sin embargo, aunque algunas necesidades pueden satisfacerse, ningún bienestar puede calmar la sed de paz que siente el ser humano.
Muchos tienen la ilusión de que, si conquistan una determinada cosa, todos sus problemas se resolverán automáticamente y, por ende, tendrán paz en su interior.
“La paz os dejo, Mi paz os doy; Yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” Juan 14:27
Son muchas las personas que no tienen paz y sus almohadas están llenas de lágrimas; por causa de discusiones en el matrimonio, decepciones, vicios en el hogar ¿Usted quiere saber cómo acabar con tantos problemas y tener la paz que tanto anhela?
“Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro que costaba mucho, ungió los pies de Jesús, y se los secó con los cabellos, y la casa se llenó con la fragancia del perfume.” Juan 12:3
En esta misma fe estaremos ungiendo su funda de almohada con el Perfume de Nardo y así su casa será llena del perfume de Jesús y por la fe conquistar la transformación de su hogar. Traiga su funda de almohada y reciba ésta Unción, todos los jueves en la terapia del Amor.
Hace mucho tiempo no sabía lo que era tener paz
Mi vida sentimental era un fracaso, mi esposo me era infiel y me maltrataba física y verbalmente, esto me volvió una mujer amargada; pensé que había nacido para sufrir.
Mi esposo era un hombre que por estar con sus amantes y amigos descuidaba su hogar.
Económicamente estábamos en una situación crítica, tenía que pedir ayuda a mi madre y a mis suegros para poder alimentarnos por causa de los vicios e infidelidad de mi esposo, él derrochaba el dinero.
Me detuve a mirar todos los aspectos de mi vida y en lo sentimental había fracasado, pues mi esposo en manos de sus amantes, mi hijo enfermo, yo vacía y deprimida, ese era mi fondo, ¡llevaba una vida destruida!
Así llegué a la Iglesia Universal, cargada de tantos problemas. En esa época comenzaba la Campaña de Israel, ahí supe que debía subir al Altar y así fue, subí e hice mi voto con Dios y Él me respondió ¿cómo?; pues, mi esposo se alejó de sus amantes, de las malas amistades, mi hijo fue curado, volvió a mí la paz y la alegría que hace muchos años no sentía. Además, mi esposo y yo conquistamos el Espíritu Santo, Él transformó nuestro interior, por eso hoy nuestro hogar es una bendición.
•• Sra. Bertha Vite