El Señor Jesús vino con la misión de llevar sobre Él, nuestros sufrimientos y dolores, una vez que usted lo acepta como Señor y Salvador, si se entrega en las manos de Él y permite que le ayude, entonces el dolor, el sufrimiento y los males que ha cargado toda su vida, serán llevados por Su sacrificio; el Señor Jesús murió en la cruz por nosotros.
“Porque yo recibí del Señor lo mismo que os he enseñado, que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo que es para vosotros; haced esto en memoria de mí.” 1 Corintios 11: 23-24
No existe en este mundo una persona que haya buscado a Dios y haya sido rechazada por Él, sea un ladrón, un ciego, un afligido, un enfermo, etc., sea quien sea, ninguno fue rechazado por el Señor Jesús, pues Su misericordia es grande e infinita, sin embargo, Él no puede hacer nada por alguien que no Le permite entrar en su vida.
Dios quiere bendecirle y ayudarle, quitar de su vida lo que nadie puede quitar y hacer lo que nadie puede hacer por usted. Tal vez, ya le contó a alguien sobre sus sueños y proyectos, pero en lugar de alentarlo se rieron de usted, no pudieron ayudarlo; pero déjeme decirle que Dios sí puede, Él puede cambiar por completo su vida, ya que no hay nada imposible para Él.
DIOS QUIERE CUMPLIR SU PALABRA EN SU VIDA, SOLO DEBE CREER Y ACEPTAR”.
“Esto es mi cuerpo que es para vosotros; haced esto en memoria de mí. De la misma manera tomó también la copa después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre…” 1 Corintios 11: 24-25
Cuando usted acepta a Dios como su Señor y Salvador, Su sangre lo lava, borrando así todo su pasado para que pueda empezar una nueva vida de la mano de Él.
“… haced esto cuantas veces la bebáis en memoria de mí. Porque todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor proclamáis hasta que Él venga. De manera que el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y entonces coma del pan y beba de la copa.” 1 Corintios 11: 25-28
Si usted desea asumir un verdadero compromiso con Dios, entonces permítele que Él le guíe, permítale habitar en su interior, de esa manera es como usted vivirá todos los días de su vida en perfecta paz, alegría y armonía junto a sus seres queridos.
Gracias al Espíritu Santo mi vida está completa
Estaba llena de complejos, miedos y odio. Tuve una infancia muy difícil, veía a mis padres peleando. Esa falta de amor me volvió una persona depresiva; lloraba mucho sin razón, a veces no entendía por qué existía. No tenía razón de vivir, perspectivas ni proyectos para mi vida, me sentía vacía.
Así llegué a la Iglesia Universal, y desde el primer momento en que participé de una reunión ya no fui más la misma. Comencé a participar de la cadena de liberación los días viernes y a través de la fe el Señor Jesús me liberó de la depresión y con ella salieron los complejos, malos pensamientos y miedos.
Luego decidí bautizarme en las aguas. Pero, con el pasar del tiempo entendí que mi vida aun no estaba completa, porque faltaba llenar mi interior de la presencia de Dios. Cuando escuché hablar del Espíritu Santo empecé a tener interés en Él, quería conocerlo y saber cómo sería tenerlo dentro de mí.
Empecé a participar los miércoles y domingos para buscar la presencia de Dios, pasé a practicar Su Palabra, y el gran día llegó, recibí el Espíritu Santo, ese fue el día más feliz de mi vida, me volví una nueva mujer, segura, empecé a amar a mi familia de verdad, experimenté una paz que nunca antes tuve. Después de enfrentar luchas y decepciones en mi vida sentimental, Dios me dio un esposo maravilloso y junto a él ayudamos a otros a encontrar la nueva vida, que sólo Dios puede proporcionar. Hoy mi vida está completa.
•• Gise Alvarado y Esposo