“CANSADOS, PERO TODAVÍA PERSIGUIENDO, ESE TIENE QUE SER NUESTRO ESPÍRITU, PERSEVERANTE HASTA QUE EL MILAGRO SUCEDA”.
“Y vino Gedeón al Jordán, y pasó él y los trescientos hombres que traía consigo, cansados, mas todavía persiguiendo”. Jueces 8: 4
¿De qué sirve comenzar y no terminar? ¿Cansarse de hacer el bien? ¿Rendirse porque se volvió más difícil? Esa es justamente la idea que el mal coloca en la cabeza de muchos, pues incluso la salvación es para aquellos que perseveran hasta el n como está escrito: “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo”. Mateo 24: 13
Dios no es injusto como para olvidarse de lo que hicimos, pero es necesario que mantengamos la completa certeza de la esperanza hasta el fin.
“Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún. Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas”. Hebreos 6: 10-12
La Palabra de Dios siempre nos enseña que debemos llegar hasta el fin. Por ejemplo, ¿cuántas vueltas tuvieron que dar Josué y Caleb alrededor de las murallas para que cayeran? 13 vueltas, es decir, ellos fueron perseverantes, otro ejemplo, es el de Elías, oró 7 veces para que la lluvia viniera y acabara con la sequía, él perseveró. “Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma”. Hebreos 10: 38-39
Mantenga su certeza de la fe hasta el fin, pues solamente estos serán salvos.
No le encontraba sentido a mi vida
Tuve una infancia muy triste debido a la separación de mis padres; lloraba sin motivo y me sentía vacía.
A muy corta edad comencé a involucrarme en la moda de los emo, me identificaba con la depresión que los caracterizaba, por eso prefería aislarme. No le encontraba sentido a mi vida, y por otro lado, no conseguía dormir por las noches. Los problemas espirituales terminaron afectando mi salud, sufrí un derrame pericárdico (acumulación de líquido anormal en el saco pericardio), esto me dificulta la respiración.
Ingería 40 pastillas diariamente, recorrí varios hospitales, pero todos llegaban a la misma conclusión, mi caso era grave. Fui operada de emergencia, estuve en terapia intensiva, con pronóstico de sufrir un derrame cerebral, un infarto o depender de diálisis.
Esa situación en mi salud me llevó a dar un paso definitivo en relación a mi vida con Dios. Le entregué mi vida y Él me dio la certeza de la cura.
Después de los exámenes, el médico me dijo que estaba sanada. Gracias a Dios tengo una nueva vida y conseguí graduarme como licenciada en enfermería. Me liberé de la depresión. Hoy tengo paz y la alegría que el Espíritu Santo me da.
Pamela Intriago.