Si tuviéramos que definir al mal en una sola palabra sería, injusticia, pero a Dios también podemos definirlo con una sola palabra, Justicia.
Donde hay un problema, hay un mal y esto se torna una injusticia para la vida de aquella persona. La Biblia menciona que la base del Trono de Dios es la Justicia. Pero, ¿es justo que una persona crea en Dios y su vida esté mal?
Si la Palabra de Dios dice que “por sus llagas fuimos curados, y que la verdad nos hará libre”, entonces, ¿por qué razón aun usted está enfermo, prisionero de los vicios, derrotado por los problemas familiares, económicos o sentimentales?
Dios dijo también que somos “más que vencedores por medio de Aquel que nos amó”, entonces, ¿por qué usted no consigue vencer en ningún área de su vida al contrario su vida es un total fracaso? Esto no es justo. La Biblia dice que había un hombre llamado Job que lo perdió todo y él dijo:
“¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios! Yo iría hasta Su trono… Él me atendería.” (Job 23:1-6).
Job perdió a sus hijos, la economía, la salud, pero aun así mantuvo su fe y dijo “yo se que mi Redentor vive, y Él me atenderá” y por esta fe todo lo que él perdió le fue devuelto y multiplicado. Amigo lector, si usted se siente injusticiado, humanamente hablando no tiene cómo solucionar sus problemas, el Altar que es el tribunal de Dios en la Tierra, es el lugar donde podrá encontrarlo para que juzgue su causa.
No se cuál es el tamaño de su problema o cuál es la situación que está enfrentando, pero el día que usted encuentre a Dios, Él le atenderá y hará justicia en su vida.