No podía comer prácticamente nada, porque la mayoría de los alimentos me producían dolor, vómito y ardor en el estómago, por otro lado, hice un tratamiento psiquiátrico a causa de la migraña, por lo que tomaba pastillas que no calmaban el fuerte dolor. Mi hermana me invitó a la Iglesia Universal, donde aprendí a usar mi fe. Tomé el Agua Bendita y fui curada completamente, los nuevos exámenes constatan el milagro.
•• Sra. Marina M.