Las bendiciones no son automáticas, ellas no vendrán sólo porque estemos necesitados, sufriendo o pasando por problemas. Dios no actúa de manera automática cuando alguien está sufriendo o precisando ayuda. Primero Él evaluará su condición espiritual.
Él nos ha dado libre albedrío. Por ese motivo haciendo uso de esa libertad, la persona que precisa ayuda, si ha vivido tomando actitudes contrarias a la voluntad de Dios, como mentir, robar, adulterar, odiar, fumar, engañar, fornicar, etc., o sea, está en pecado, esto provoca, una separación entre ella y Dios; y por consiguiente la falta de respuestas.
Esto es lo que las personas tienen dificultad de entender, mayormente eligen hacer lo que no deben y cuando caen en un pozo depresivo, piensan que Dios está obligado a ayudarlas y si la solución no llega, comienzan a murmurar contra Dios: “Él no me escucha, no me responde, se ha olvidado de mí”.
Amigo lector, Dios no se olvida ni rechaza a nadie, pero si usted es este tipo de persona, que hasta ahora ha seguido los ejemplos de un mundo que está lleno de la actuación maligna, qué podrá hacer Dios por usted.
Entonces se preguntará, ¿cuál es la actitud que debo tomar para ser atendido por Dios? Primer paso, arrepentirse, o sea, reconocer sus fallas, errores y equivocaciones, que su vida está de la manera que está, no por causa de los demás, sino por sus actitudes contrarias a la voluntad de Dios.
El arrepentimiento sincero es la puerta que debe cruzar para entrar en el Reino de Dios, esto implica un cambio en su carácter, en el comportamiento. Un ejemplo: pedir perdón si a ofendido a alguien.
Imagine que el Señor Jesús visita su casa, y le pide un vaso de agua, usted le contestaría como muchos lo hacen en su entorno: “anda sírvetelo tú”. No creo, usted haría lo mismo que hizo María, hermana de Marta (Lucas 10:38) se postraría a Sus pies para escuchar Su Palabra. Es así que debemos servir a todos, concientes de que todo es para Dios.
Vea que este cambio no es algo forzado y sí natural, porque se pasa a tener conciencia que todo lo que hacemos es para el Señor Jesús.
Después del arrepentimiento sincero dejamos de vivir en función de los caprichos de este mundo y pasamos a vivir en función del Reino de Dios.
Y con certeza cuando vengan los problemas, que van a venir, y precise la ayuda de Dios será respondido.