Muchas mujeres viven afligidas con preocupaciones, exigencias diarias, por eso dejan de lado la confianza en Dios y acaban sofocadas por los problemas.
Algunas pasan el día preocupadas con las cuentas por pagar, las compras por hacer y hasta lo que hablan de ellas. Además están las preocupaciones relacionadas a ser una buena esposa, funcionaria, madre e hija.
“El exceso de preocupación causa problemas emocionales, físicos y afecta la vida espiritual de cada persona.”
Con la fe debilitada, muchas se dejan guiar por la emoción, pues quedan perdidas. Entonces, ¿cómo una mujer puede evitar que las preocupaciones se tornen el centro de su vida?
La confianza en Dios es la mejor elección para la mujer que busca paz y tranquilidad. Ella es consecuencia de una vida de intimidad con el Altísimo, a ejemplo de Jesús, que aún delante de las persecuciones, no se preocupó con nada ni dejó de confiar en Dios, pues conocía Su misión y confiaba en que el Padre le daría la dirección en todo.
“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tenéis tribulación; pero confiad, yo he vencido al mundo.” Juan 16:33
La fuerza de la mujer cristiana está en su relación con Dios, pues cuando busca en Él, fuerzas y dirección, recibe Su sabiduría para lidiar con todo y Él se convierte en su escudo contra los problemas