Las primicias y las ofrendas no se tratan sólo de tierras o de dinero, sino de reflejar el carácter espiritual de la persona, significaban y siguen significando honra, respeto y, sobretodo, sumisión a la soberanía del Señor de los Ejércitos.
El desprecio de los pueblos paganos a ese respeto era hasta comprensivo, dada la ignorancia que existía, pero eso no era aceptable para el pueblo que sí había tenido experiencias extraordinarias con Él y Su poder.
El pueblo de Israel era esclavo, luego se convirtió en una nación poderosa, gracias a la intervención de Dios. Cuando Dios interviene en la vida de una persona, ella deja de ser esclava y se convierte en la propia bendición.
La autoridad de Dios estaba representada en el jardín del Edén por un árbol, hoy esa misma autoridad está representada por las primicias que cada persona devuelve.
Y cuando se usa las primicias en su propio beneficio, está rechazando el Señorío del Señor Jesús y roba Su lugar.
Por eso manténgase el a Dios, devolviendo sus primicias y así Él intervendrá en su vida convirtiéndolo en la propia bendición.
“Estaba pasando por una mala situación económica, me iba a casar pero al no tener dinero para contratar personal para realizar los preparativos, con mi prometido decidimos realizar nuestros propios arreglos para la fiesta.
Fue ahí cuando descubrí que podía realizar manualidades, coser y crear mis propias invitaciones. Después de la boda fuimos a vivir a otra ciudad, por eso tuve que dejar mi empleo, mi esposo también fue despedido, sin saber qué hacer, pero manteniendo la confianza en nuestra fidelidad a Dios, empezamos a realizar invitaciones para bodas. Hoy recibimos pedidos de todo el país, nuestra economía cambió, Dios nos convirtió en la propia bendición.”
••• Sra. Amanda