Las primicias son el diez por ciento (10%) de todos nuestros ingresos que pertenecen a Dios.
Es una práctica muy antigua, llevada a cabo por todos los que tienen temor de Dios. La primera vez que aparece en la Biblia es en Génesis 14:18-20, cuando Abram dio sus primicias a Melquisedec, rey de Salem: el diez por ciento del botín que trajo de la victoria sobre sus enemigos luego de haber rescatado a su sobrino Lot.
Las escrituras dicen: “Entonces Melquisedec, rey de Salem (Jerusalén) y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio a Abram los diezmos de todo”.
También es interesante ver, que la última vez que la Biblia habla de las primicias es exactamente en su último libro, en Apocalipsis 14:4, cuando se refiere a los redimidos como “… primicias para Dios y para el Cordero”.
“Desde muy joven empecé a trabajar, quería tener una vida económica próspera, siempre perseguí mis objetivos, hasta que un día todo empezó a ir mal, trabajaba día y noche, pero no veía resultados favorables, frustrada por no lograr concretar mis proyectos caí en depresión, quise quitarme la vida e intenté chocar mi auto, pero el conductor del otro vehículo frenó a tiempo y evitó la colisión.
Después de eso, decidí volver a Dios, me entregué por completo, me torné diezmista, hoy la fidelidad que tengo al devolver mis primicias ha hecho que mi vida económica sea diferente. Soy una empresaria exitosa.”
•• Patricia Segura