¿Cuántas veces te hiciste ésta pregunta? Tú me dices: “Caramba, Quel! ¡Yo hago todo lo correcto! ¡No peco! ¡Vigilo! ¡Voy a la iglesia! ¡Soy diezmista! ¡Hago mis votos con Dios! ¡No me involucro con las cosas de este mundo! ¡Yo no sé qué es lo que sucede conmigo! ¡No es posible! ¡Hay gente que llegó después que yo a la iglesia y ya recibió el Espíritu Santo! ¡Ya tuvieron su experiencia con Dios! Y, ¿yo? ¿Qué es lo que está mal conmigo?”
¡Empecemos! No te puedo decir qué es lo que está mal contigo por el simple hecho de que no soy tú. Pero, lo que te puedo decir es que hay dos cosas, que aparentemente son tan pequeñas e insignificantes, que las personas tienden a no darle tanto valor y que son brechas que hacen que ellas no reciban el Espíritu de Dios. El secreto de la lectura del post de hoy es la sinceridad. Y, esa sinceridad es contigo misma. ¡Tú no necesitas engañarte! Solamente estamos tú, yo y Dios. ¿Preparada? ¡Analízate!
1. Resentimiento
El resentimiento es el tipo de pecado que no parece tan malo. Tú piensas: “¡Ah, Quel! ¡No es que yo tenga resentimiento de aquella persona! Solamente no me cae muy bien. También, mira lo que ella me hizo. ¡Parece que nadie me entiende! ¿Yo soy la que tiene que perdonar? ¡Pero, yo no le hice nada! ¡La que me hizo algo malo fue Fulana! ¡Ella es la que tiene que venir a pedirme perdón! ¡Es el colmo de la humillación ir yo a pedirle perdón! ¿No es cierto? Uff…¡sin comentarios! ¡Era lo que me faltaba!” ¡Lo es! Es por ese y por pensamientos semejantes a ese que, tal vez, tú todavía no hayas tenido tu experiencia con Dios.
Tú, durante mucho tiempo, intentaste convencerte de que lo que sientes no es resentimiento. Pero, ¿será? ¡Piensa en esa persona! ¿Qué es lo que sientes? ¿Te dan ganas de llorar cuando hablas de ella? ¿Sientes rabia u odio de esa persona? ¿Quieres que “la vida” le haga todo lo que un día ella hizo contra ti? ¿Quieres que esa persona coseche todo aquello malo que ella plantó en la vida? ¿Qué tipo de sentimiento piensas que es? Dependiendo de cuáles sean, existe la posibilidad de que tengas un resentimiento dentro tuyo, y si ese sentimiento está ahí, tú tienes el poder de arrancarlo ahora. ¿Cómo? Ya te cuento.
2. Duda
Presta atención a los siguientes 3 versículos:
“Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”. (Juan 8:36)
“Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré”. (Juan 14:14)
“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre”. (Juan 14:16)
Vea dos situaciones:
La primera habla al respecto de aquellas personas que están en la iglesia y no creen en su liberación. Ellas hacen sus cadenas y pasan mucho tiempo buscando su liberación. Ellas dicen: “¡Pero, Quel! ¡No hago nada equivocado! ¡No entiendo “por qué” todavía no estoy liberada! No peco, renuncié a todas las cosas del mundo y hasta ahora nada! ¡Al contrario! ¡Parece que las cosas están empeorando! ¡Mis pensamientos son bombardeados! ¡Mi vida es un caos! ¿Cómo puedo buscar el Espíritu Santo si yo todavía no estoy liberada?
Si realmente tú no has hecho nada malo y todavía no alcanzaste tu liberación, es muy probable que tú hayas oído las mentiras que el diablo colocó en tu mente…Pensamientos de duda, pensamientos de desconfianza en el poder de la fe, pensamientos que no agradan a Dios, inseguridad de si realmente estás liberada. ¿Qué es lo que tú debes hacer? Dejar de oír al diablo y entender que tú cuerpo es el Templo del Espíritu Santo. Cuando te liberas en el nombre de Jesús, siempre debes recordar la palabra que leímos arriba: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”. (Juan 8:36)
Si verdaderamente seréis libres, entonces; ¿por qué todavía aceptas esa situación? ¡Indígnese! ¡Tome las riendas de su vida y entréguelas para el Señor Jesús! Decida creer en esa palabra, decida.
La segunda situación es cuando las personas no entienden que recibir el Espíritu Santo es una promesa. Si tú supieses que recibir el Espíritu de Dios es una garantía para ti, tal vez entenderías que puedes tomar posesión de esa promesa en cualquier momento. Amiga, si tuvieses una herencia de millones para ti; ¿qué harías? Ciertamente, correrías detrás de los papeles para tener cada centavo que sería de la herencia, ¿o no? ¿Por qué las cosas tendrían que ser diferentes en el mundo espiritual? ¡No lo son! ¡Ve detrás de esa promesa! ¡Toma posesión de tu herencia!
¡No hagas de este ayuno de Daniel, un ayuno de Daniel más! ¡No! ¡Mil veces no! ¡Este tiene que ser diferente! Si no es por tu fe, entonces es por la mía. ¿Hasta cuando tú serás huérfana de padre? ¿Hasta cuando no vas a tomar posesión de lo que te fue prometido? ¡Está escrito amiga! ¡El Espíritu de Dios es una promesa! ¡Toma la decisión de perdonar! Decide mirar para Jesús y deja de mirar para el pasado o para cualquier otra situación. ¡Mira para lo alto!
Tú puedes encontrar al Espíritu de Dios cara a cara. Puedes encontrarlo en cualquier Iglesia Universal, principalmente mañana por la mañana o entonces tú puedes encontrarlo ahí ahora. Búscalo y encuentralo.
Nos vemos mañana, todas en un mismo espíritu en el Monte Hermón.
Después quiero saber de tu experiencia con Dios *:) feliz