«Pero desde allí buscarás al Señor tu Dios, y lo hallarás si lo buscas con todo tu corazón y con toda tu alma. En los postreros días, cuando estés angustiado y todas esas cosas te sobrevengan, volverás al Señor tu Dios y escucharás su voz.» (Apocalipsis 2:25-26).
El Espíritu Santo es lo más preciado que tenemos. No podemos ofenderlo ni alejarnos de Él.
Debemos vencer todo para poder entrar al Reino de los Cielos, reinar y comandar las naciones con Él. ¿Hay un futuro más maravilloso que tener el privilegio de reinar con el Señor?