Usted ya escuchó la frase “hacer del limón una limonada”, es un dicho popular y se refiere a no dejarse abatir por los problemas o sacar algo bueno y aprender de las dificultades.
Realmente, es necesario llevar esa frase con seriedad en la vida, pues ese comportamiento es capaz de cambiar nuestra perspectiva en muchas situaciones. Así, podemos transformar desafíos en buenas experiencias y encontrar soluciones.
Sin embargo, es más “fácil” hablar de ese dicho que practicarlo. En general, cuando los problemas surgen, la primera reacción de muchas mujeres es reclamar. Vale resaltar, que la forma como vemos una situación puede cambiar totalmente, tanto su recorrido como su resultado.
Delante de las adversidades, algunas mujeres simplemente se desesperan, piensan que es el fin y otras usan los obstáculos como una oportunidad para demostrar que son fuertes y que tienen su fe estructurada en la Palabra de Dios.
Los problemas sirven para mostrar quién usted es realmente y cómo está su fe.
A ejemplo de David, que aún después de haber errado y estar enfrentando las consecuencias de sus actos, continuó teniendo la admiración del pueblo, como podemos leer en 2 Samuel 18: 3, sin embargo, esa reverencia sólo existió por causa de la forma en que él actuó delante de todo. David quiso ir para la lucha con el pueblo, pero no lo dejaron porque él era valioso. Hasta hoy admiramos a David por el hecho de que, aún errando, él no desistió, al contrario, continuó en la fe.
Todas las situaciones de la vida son momentos para crecer, cambiar y evolucionar.
Las batallas son significativas en la vida del ser humano y muestran la situación real de cada uno de nosotros.