En momentos en que todo se va derrumbando, conocemos personas que parecen resistir mejor las adversidades. La mayoría nos agobiamos con todo lo que implica una situación conflictiva, y podemos caer en depresiones o en intensos niveles de estrés. Pero hay quienes que se adaptan mejor a los problemas y no sólo logran llevarlos adelante con entereza, sino que además, consiguen aprender y crecer emocionalmente a partir de ellos.
Es muy común encontrarnos con amigos a los que sentimos que les ha pasado de todo y, aún así, se mantienen enteros, ¿cómo lo logran?- es una pregunta que nos ronda internamente cuando vemos lo difícil que es la situación por la que está pasando, pero quizás él o ella tienen una fuerza que usted desconoce, llamada “Fe”.
La fe, según nos dice la Biblia, es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (Hebreos 11:1), es decir que a pesar de lo difícil de la situación ellos logran resistir, porque en lugar de concentrarse en problemas ellos centran toda su energía en la oportunidad, que se le esta presentando.
Por ejemplo: lo despidieron, entonces esta es la oportunidad para montar el negocio, que venía pensando desde hace mucho tiempo y que transformará por completo su economía.
Ante una crisis mantén tu fe encendida
Es innegable que se viven tiempos difíciles. La población está preocupada por los sucesos complicados que se han presentado en el país. Inestabilidad económica y social son el pan nuestro de cada día. Pero ¿qué hacer ante un panorama poco alentador? Dentro de cada uno hay un poder que puede revertir cualquier «crisis». Este poder es la fe.
La fe, es capaz de traer a la existencia cualquier cosa. Cuando tu fe se despierta, por la acción del Espíritu Santo, es tan poderosa que no hay absolutamente nada que se le pueda resistir: crisis económica, hijo adicto, infidelidad de la pareja, enfermedad, etcétera.
Para muestra un botón
Gladys intentó salir adelante sola, tenía una familia, pero cada día que pasaba, se le complicaba más: “Estábamos endeudados, con serios problemas económicos, mis hijos enfermos y mi matrimonio afectado. Intentamos diferentes emprendimientos, pero salían mal. Yo era insegura, fue una época difícil y me deprimí. Vivíamos de los trabajos contables que hacía. Me preparé, hice cursos, estudié mucho, pero mi preparación no servía de nada”.
Con el tiempo, el deterioro de la salud de sus hijos y las discusiones en el matrimonio, la llevaron al límite de sus fuerzas: “La depresión me sacaba las ganas, me levantaba porque era mi obligación, pero algunos días no tenía ganas de abrir los ojos. Pensé en la muerte como una solución”.
Ella miraba a su alrededor y veía que a pesar de luchar por sus proyectos, el empeño no la llevaba a nada: “Me hacía tirar las cartas, pero un día, la persona que me atendía, me dijo que había encontrado a Dios y me invitó a que escuchara la radio de la Iglesia Universal”.
Gladys tenía prejuicios, pero cuando tocó fondo buscó ayuda: “Llegué un viernes, entré, creía que eso era para locos. Pero cuando terminó la reunión, fue como si me hubieran sacado 100 kilos de encima. Participé los lunes y supe que salir adelante era posible. Mis ojos se abrieron, tenía en mí la seguridad y fuerza que nunca había tenido. Pagué las deudas, compré un terreno y empecé a construir mi fábrica.
Pasaron tres años hasta que mi marido me acompañó a la Iglesia Universal, pero aún así nuestro matrimonio se restauró mucho antes de que eso pasara. Decidí armar otro proyecto. Abrí un restaurant hace dos años. Alrededor están cerrando muchos locales, pero yo sigo adelante, prosperando. Yo sé que sola no podría, porque Dios me ayuda. Genero nuevas ganancias, tengo otros objetivos y sé que puedo realizarlos, a través de la fe”.
Si luchó durante años para salir adelante, para darle un futuro a su familia, pero nada resulta, busque la ayuda de Dios. Participe los Lunes en el Templo de la Fe, ubicada en la Av. de Las Américas 305, norte de Guayaquil o en la Iglesia Universal, más cercana a usted.