Todo ser humano tiene algo que parece imposible de resolver en su vida, como por ejemplo: una enfermedad que no tiene cura, un miembro de la familia que ya intentó de todo y no logra ser libre de los vicios o del mundo del crimen, un matrimonio marcado por peleas y traiciones, sueños distantes de una vida próspera o un proceso judicial que no a podido ser solucionado. Son muchas las situaciones que parecen imposibles de resolver.
Lo que muchas personas no comprenden es que, cuando la capacidad del ser humano llega al límite, es la hora de dejar que Dios actúe, ya que Él es especialista en las causas imposibles.
Para que Dios se haga presente en la vida de una persona es necesario que ella manifieste su fe, aunque esta sea pequeña como un grano de mostaza, el milagro sucederá. En Mateo 17:20 Jesús muestra el contraste que hay entre el grano de mostaza (fe) y la montaña (problemas imposibles). En otras palabras, aunque los problemas sean muy grandes, si usted cree y los enfrenta con fe, lo que usted determinó se cumplirá.
Por eso existe en la iglesia Universal una reunión especial denominada Ayuno de los Casos Imposibles, que se realiza todos los sábados en la Av. de Las Américas 305, norte de Guayaquil o en la Iglesia Universal más cercana a su hogar.
Empecé a trabajar desde los 12 años, a pesar de esforzarme mi vida económica seguía igual, luché mucho con la fuerza de mi brazo pero no logré conquistar, vivía de favor, creía que era imposible tener una casa o un carro propio, inclusive sacar una licencia de conducir me resultaba imposible.
El poco dinero que tenía lo invertí en un negocio, pero el negocio no dió resultados, lo perdí todo.
Pero participando en las reuniones de la Iglesia Universal, aprendí a usar mi fe y todo lo que había sido imposible se volvió posible, Dios me dio ideas para poner mi propio negocio, de empleado pase a ser empresario, Dios no sólo mejoró mi vida, la transformó por completo.
••• Sr. José de Freitas Costa