Hay varios tipos de quejas. Hay uno que sirve para expresar la insatisfacción, que puede generar una actitud para resolver un problema. Otra que, de hecho, es sólo un estallido en relación con una situación y que hace sentir a la persona más ligera. Y otra, la más peligrosa: que es cuando la queja en sí no genera ninguna acción para resolver nada. Son sólo murmullos constantes que causan molestias en el medio ambiente.
El profesor de psicología Robin Kowalski, de la Universidad de Clemson en Carolina del Sur, Estados Unidos, realizó una extensa investigación sobre el tema y publicó en su estudio que no ve la queja en sí misma como un problema, sino que las actitudes o la falta de ellas, que resultan de la queja, son las que pueden tener efectos buenos o malos.
No es casualidad que muchas empresas tengan sectores dedicados, exclusivamente, a recibir quejas sobre los servicios prestados o los bienes producidos. Existen precisamente para que después de una queja, sea resuelta o mejorada. Esta es una reacción positiva a la queja presentada.
Nación de Vencedores
Si usted reconoce que adopta ese comportamiento en su trabajo, participe de las conferencias que son realizadas todos los lunes en el Templo de la Fe, al norte de Guayaquil, o en cualquiera de las Iglesias Universal del país.
Ya que, por medio de ellas, usted recibirá de Dios la dirección y visión para cambiar sus actitudes y fructificar su trabajo cada vez más.
Participe este LUNES 7H, 10H, 12H, 15H Y 19H Av. de Las Américas 305, al norte de Guayaquil o en la Iglesia Universal más cercana a su hogar.