El Señor dijo a Abram: “Vete de tu tierra, de entre tus parientes y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré. Haré de ti una nación grande, y te bendeciré, engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga, maldeciré. En ti serán benditas todas las familias de la tierra.” Entonces Abram se fue tal como el Señor le había dicho, y Lot se fue con él”. (Génesis 12:1-4)
Abraham tuvo que dejar todo el confort de sus bienes materiales, también tuvo que apartarse de sus familiares cuando Dios lo mandó salir de su tierra y de su parentela, para mostrarle la tierra que el propio Dios le había dado. Abraham, él no quedó con miedo y mucho menos dudó cuando Dios le hizo la promeza, porque él sabía que Dios tenía algo mayor para él.
Una vez que Abraham se despojó de todo lo que le impedía que su bendición llegase, Dios habló de nuevo con él: “Alza ahora los ojos y mira desde el lugar donde estás hacia el norte, el sur, el oriente y el occidente, pues toda la tierra que ves te la daré a ti y a tu descendencia para siempre.” (Génesis 13:14-15)
Quien es de la fe no es guiado por lo que ve, pero sí por lo que no ve.
Si Abraham se hubiera enfocado en las circunstancias, ciertamente se hubiera desanimado como cualquier persona. No le faltaban motivos para eso. Todo le era desfavorable. Él era un hombre envejecido, casado con una mujer envejecida también y estéril. Quien tiene la fe sobrenatural somete los planes naturales a los espirituales. Todo lo que es celestial está por sobre lo que es terrenal, y lo que es espiritual está por sobre lo que es material.
Quien mira a las dificultades se desanima y pierde la visión de Dios.
“Lo llevó fuera, y le dijo: Ahora mira al cielo y cuenta las estrellas, si te es posible contarlas. Y le dijo: Así será tu descendencia”. (Génesis 15:5)
Dios le mandó a ver el cielo porque Él quería que Abraham supiese que la mejor parte estaba en el cielo, es decir, la parte espiritual. Porque sin ello nosotros no tenemos la parte material.
La parte espiritual es la presencia de Dios en su vida, es decir, el espíritu de Dios dentro de nosotros, Quien nos da condiciones para luchar y perseverar en nuestras adversidades.