“NO OS DEJARÉ HUÉRFANOS; VENDRÉ A VOSOTROS.” HEBREOS 14:18
Cuando hablamos sobre la Persona del Espíritu Santo, estimulamos a los oyentes para recibirlo y les orientamos para que inviertan toda su vida, muchos no lo entienden y muchas veces tienen miedo, duda y recelo de recibirlo.
Estamos viviendo en la era del Espíritu Santo. Cuando Dios vino al mundo y creó las cosas, habló con Abraham, llamó a los profetas y reyes, fue el Dios Padre. Luego de que el Dios Padre subió, 400 años después vino la manifestación del Dios Hijo (Jesús) Quien mostró la Gloria del Padre, todo el tiempo vivió como siervo, despojado 100 % de Su divinidad, porque era Siervo y vino como siervo.
¿Usted quiere ver a alguien como perfecto ejemplo de Siervo de Dios? Fue Jesús. Él consumó la obra que le fue dada, su misión, murió por nuestros pecados, resucitó al tercer día, apareció a sus discípulos y apóstoles por cuarenta días, y después de subir al cielo, dijo: No voy a dejarlos huérfanos, les enviaré de mi Padre, otro Consolador, que estará para siempre con vosotros, los guiará a toda la verdad, les enseñará todas las cosas, les convencerá del pecado, justicia y juicio. (Juan 14:18-26)
Fue así que Jesús, subió a los cielos y se sentó a la derecha del Padre y así fue que en el día del Pentecostés, vino el Espíritu Santo y desde ese día el Espíritu Santo permanece con el ser humano.
El Espíritu Santo vino justamente para guiarnos a toda la verdad, guiar a sus discípulos, sus siervos, orientarnos, decir lo que debemos y no debemos hacer, vino para guiar la Iglesia del Señor Jesús.
Y el Espíritu Santo actúa desde el día del Pentecostés y está a su lado, esperando una oportunidad para poder entrar dentro suyo.
¿A qué tipo de personas Él elige? ¿Por qué muchas personas no reciben el Espíritu Santo? ¿Por qué unos reciben y otros no reciben? El Espíritu Santo es representado por el Hombre y la Novia representa la Iglesia. Entonces, Dios solo entra en su vida cuando usted le da permiso, cuando usted lo invita y le demuestra que realmente lo quiere.