Todas las personas que sufren de dolencias, problemas familiares, económicos, sentimentales, y muchos obstáculos se sienten derrotados porque el tiempo no los apremia, y son dominados por la miseria y el fracaso en todos los aspectos de sus vidas, se sienten deprimidos y menospreciados pero olvidan el poder de la profecía y la importancia de la obediencia para obtener la salvación de su vida.
El pastor Walber Barboza da inicio a la reunión y explica a los jóvenes que hay quienes se creen salvos porque su madre o padre, oran por ellos, pero su vida sigue intacta, y no buscan la bendición de Dios porque piensan que la de sus padres es suficiente.
Los padres no pueden ser padres físicos, deben ser también padres espirituales, deben llevar a sus hijos al camino de Dios para que sean felices, el amor de padres no te da la salvación, el cuidado de ellos solo es momentáneo, incluso en la infancia los hijos sufrieron caídas donde los padres no estuvieron para levantarlos, pero las peores caídas son en la vida, cuando creces y adquieres otro tipo de responsabilidades, ahí muchas veces estás sólo, no están los padres para guardarnos, pero si estás en el camino correcto y tienes la madures espiritual podrás dominar tu vida y no serás dominado.
El pastor cita el siguiente versículo para explicar la petición de las madres a Jesús:
“La madre del apóstol Juan y Santiago se acerca a Jesús, y se postró como para pedirle algo. Él le dijo: «¿Qué quieres?» Dice ella: «Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino.» Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?» Dicen ellos: «Sí, podemos.» Dice Jesús: «Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre.»” Mateo 20,20-28
Lo que para ellos es objetivo de su ambición, para Jesús es recompensa libremente otorgada a la obediencia: estar sentado en el trono. Tan difícil le resulta coger la copa. Pero los dos hermanos dicen con audacia: Podemos beberlo, porque no saben lo que contiene este cáliz: la bebida preparada por la ira de Dios. Ni siquiera quien se identificó con Jesús en la muerte, tiene derecho a determinados sitios en la gloria. Éstos sólo los concede el Padre.